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Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
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Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
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Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
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Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
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En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Nudos en la garganta
Para alguien que ha sabido lo que es ser esclavo, no hay nada más potente que esas dos alas de libertad. Para nuestro caso ahora de la UP, la palabra es la mejor medicina para la garganta.
Beatriz acompañó el litigio de la primera sentencia sobre trabajo esclavo en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Los trabajadores esclavos en el siglo XXI no son una rémora del pasado. El presente está habitado de mucha esclavitud en las formas de trabajo moderno también. Los trabajadores esclavos en la hacienda Brasil Verde, pasaron meses o años engañados, trabajando para solo comer y acumular deudas si compraba jabón o tenían machete. Ningún salario, ni condiciones para vivir. De ahí los rescató la fiscalía, para devolverlos a sus casas, donde llegaron sin plata y con una historia que sentían con vergüenza y que nadie creía. Pero juntando su analfabetismo nos dieron una lección a todos llegando hasta una corte internacional que condenó a Brasil y conllevó una jurisprudencia para otros muchos casos. Cuando los conocí, fui a la casa de uno de los líderes. Apenas tenía nada, pero la casa estaba llena de pájaros. Hablamos largas horas de lo que podría ser la reparación y las condiciones que les hacían vulnerables a bancos y promesas.
Antes de la sentencia, la Corte convocó una audiencia en Brasilia, esa ciudad construida en medio de la nada, un artificio que fue el paraíso de los arquitectos y ahora lo es de los carros. También del poder. Para viajar de Pará a Brasilia, hay que ir en avión, porque 1.700 kilómetros no se aguantan en un bus por carretera. Esos detalles de cosas que das por ya hechas, y en las que alguien tiene que pensar. Llegó el día de viajar. Estaban en el aeropuerto, pero algunos empezaron a echarse para atrás: “No voy a subirme al avión, me da mucho miedo. Lo siento”.
Hoy estamos en Ginebra. Ella es una militante de la Unión Patriótica, un partido creado en el marco de otro proceso de paz a mediados de los años 80, cuando las FARC y el gobierno de Belisario Betancourt llegaron a un acuerdo para ampliar el espacio político de participación, y dejar las armas. La UP fue la tercera fuerza electoral y tuvo congresistas senadores, alcaldes y concejales por todo el país. Decenas de esos están todavía en el exilio. Cerca de 3.000 fueron asesinados. Otros tantos, víctimas de otras formas de desprecio por la vida, amenazas, atentados, torturas. Hay casos del exilio en que, 30 años después, el miedo sigue estando a flor de piel. Cuando te toca hablar, de repente se cierra la garganta, y no hay otorrinolaringólogo para eso.
En el caso de los trabajadores esclavos, el miedo a volar se extendió como un rayo en el cielo. Ella se empezó a desesperar. Años esperando ese momento, para quedarse en la punta de los dedos. Buscó en su cabeza las ideas para sacar la historia de su atolladero, pero no había ninguna más que decirles que no se preocuparan, probando con la estadística, pocos aviones se caen, es el transporte más seguro. Luego, cuando todo estaba perdido, compartió su anhelo ¿cómo verá un pájaro el mundo, la tierra desde arriba? ¿Han pensado alguna vez sobre eso? Uno de ellos, dijo: “Podremos contárselo a los nietos, que tuvimos el valor de volar, y de hablar”. Para alguien que ha sabido lo que es ser esclavo, no hay nada más potente que esas dos alas de libertad. Para nuestro caso ahora de la UP, la palabra es la mejor medicina para la garganta.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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