Autores
-
Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
-
-
Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
-
Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
-
Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
-
-
-
En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Aguachica, 25 años de una apuesta por la vida y la paz
A 25 años de la primera Consulta Popular realizada en Colombia.
Por: Sofía Helena Reyes Villegas* e Icela Karine Durán** (Imágen cortesía de Phersulogía)
Hay fechas que parten en dos la vida de los pueblos y que marcan el horizonte que con decisión quieren construir. Para Aguachica, Cesar, esa fecha fue el 27 de agosto de 1995, cuando en uso de las herramientas que ofrecía la Constitución de 1991, sus ciudadanos llamaron al mecanismo de Consulta Popular para hacer un voto por la vida. Así, la Consulta Popular por la Paz fue la primera que se convocó en Colombia.
La pregunta lanzada fue un grito desde diversas voces: “¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo en convertir a Aguachica en un municipio modelo de paz?”. En la votación de este mecanismo de consulta popular, el Sí obtuvo 10.460 votos y el No 42. Faltaron 995 votos para cumplir la exigencia del umbral requerido: el 30 % del total del censo electoral del municipio. Aun cuando no se alcanzó el umbral, la legitimidad y el llamado de la consulta se hicieron sentir y los votos obtenidos se tradujeron en un llamado a la protección de la vida en un momento crítico para la región y para el país.
Más allá del mecanismo escogido para lanzar este llamado, el peso de la iniciativa estuvo en su mensaje y en la manera en la que se desarrolló la movilización en medio de un álgido período de recrudecimiento del conflicto armado. La ciudadanía, con el liderazgo de diversos sectores, cambiaron los consejos de seguridad por asambleas ciudadanas en las que la participación, la voz ciudadana y el trabajo en red fueron la estrategia.
El hilo del tiempo nos ayuda a comprender
Seguir el hilo del tiempo ayuda a comprender la valentía de la decisión del pueblo de Aguachica en medio de la situación de 1995. En esta región confluyen la interconexión vial con el interior del país y la costa Caribe, las bonanzas vividas y la configuración de una agricultura comercial que “permitió la estructuración de otros sectores económicos como el comercio, la agroindustria y los servicios”[1]. Esto hizo del sur de Cesar, una tierra de abundancia y despensa vital para otras regiones del país.
La marca de los actores armados en el territorio no se hizo esperar. La expansión del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el sur de Bolívar y Cesar se dio entre 1969 y 1972 con los frentes Carlos Armando Cacua y Camilo Torres Restrepo. Luego, las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) realizaron su expansión en esta misma zona en los ochenta con los frentes 20, 24 y 33 del Bloque Magdalena Medio y el frente 37 del Bloque Martín Caballero[2]. Asimismo, el EPL con los frentes Ramón Gilberto Barbosa Zambrano y Libardo Mora y el M-19 que, en 1977, secuestró al gerente de Indupalma, Hugo Ferreira, en el momento en que se negociaba el pliego con el sindicato de la Palma en Bogotá. En enero de 1993 se creó el Batallón Tarea 27 de contraguerrilla, que se conoció también con el nombre de ‘Rogelio Correa Campos’, grupo especial de la V Brigada y la Brigada Móvil 2, del Comando General del Ejército[3].
Aguachica se ubicó entre los 15 municipios más afectados de Colombia por el secuestro entre 1970 y 2010, con responsabilidad de los grupos insurgentes y de organizaciones de delincuencia común dentro de las cuales, más tarde, se logró establecer participación de comerciantes de la región en algunos casos dentro de ese período. Al mismo tiempo, se desataba una cruenta violencia contra el movimiento sindical con asesinatos selectivos que se registraron desde 1971 y que no han parado, dejando en la región 95 líderes asesinados como lo muestran las cifras acumuladas hasta 2018.[4]
En esos años 80, en el sur de Cesar se inició la conformación de los grupos de autodefensas de los primos hermanos Prada y Chepe Barrera que cubrieron desde San Alberto hasta el Banco Magdalena y surgió también el grupo Muerte a Secuestradores (MAS). En aquel momento, una lista presentada por el procurador general de la nación, Carlos Jiménez Gómez, señaló que 163 personas pertenecían al MAS, de los cuales 60 eran miembros en servicio activo de las Fuerzas Armadas, entre ellos se incluían cuatro coroneles y mayores, comandantes de Batallones en el Magdalena Medio[5].
Para 1991, en Aguachica y municipios aledaños, ganaba espacio el Movimiento Político Acción Comunitaria (MAC) que surgió de juntas comunales campesinas y de organizaciones de trabajadores del Cesar, a mediados de ese año. Contra este movimiento político, entre el 28 octubre de 1992 y el 23 de septiembre 1997, se perpetraron más de 20 victimizaciones entre las que se cuentan 17 asesinatos de sus miembros, y hechos como desapariciones forzadas, atentados, amenazas, secuestro, estigmatización y persecución. El alcalde electo de Aguachica para el período 1992 – 1994 Manuel Claro, de este movimiento, fue destituido por la Procuraduría por el delito de prevaricato, del cual fue absuelto al descubrirse que era un montaje por parte de las élites políticas de la región.
En 1994 también fueron asesinados empleados públicos y concejales. En este contexto, después de la destitución de Manuel Claro, fue nombrada alcaldesa Patricia Rojas del Partido Liberal, quien se vio obligada a presentar su renuncia el 31 de mayo de ese año por las amenazas del ELN. Esto llevó a la designación de un alcalde militar, el mayor del Ejército John Carlos Vigoya que tuvo su período hasta el 31 de diciembre. A pesar de estas medidas, otra masacre se produjo en el corregimiento de Noreán donde fueron asesinadas tres personas, cerca de la cabecera municipal de Aguachica, el 29 de julio de 1994.
Luego de la alcaldía militar, el 1 de enero de 1995, Luis Fernando Rincón un firmante de la paz del M-19 con el Gobierno Nacional, ganó la Alcaldía de Aguachica y asumió su cargo. No habían corrido ni dos semanas de ese año, cuando fueron asesinados en el corregimiento de Puerto Patiño, ocho personas y una persona desaparecida. En esta nueva masacre se determinó la participación del ejército[6]. Al mismo tiempo, las amenazas de parte de la guerrilla del ELN y de los paramilitares, no paraban.
La reflexión de Rincón sobre ese contexto vivido en Aguachica y el sur de Cesar, quedó plasmada en 1996 en las memorias del ‘Encuentro Paz y guerra en conflictos de baja intensidad: el Caso colombiano’, en el que él manifestó: “El escepticismo de la gente en las instituciones y en la posibilidad de encontrar un camino para la paz, pareció alimentarse con las masacres ocurridas […], a las cuales siguieron los respectivos Consejos de Seguridad. Sin embargo, poco después del asesinato del Doctor José David Padilla Villafañe, director del Hospital Regional de Aguachica, (El 31 de marzo de 1995) hombre pulcro y servicial, rebozó la capacidad de resignación de un pueblo que había visto caer o huir a sus mejores hijos. En ese momento decidimos convocar ya no un Consejo de Seguridad sino a la población civil, para discutir, evaluar la situación y tomar las decisiones pertinentes tomando en cuenta la gravedad de los hechos”[7].
“[…] Estas Asambleas empezaron a hacerse frecuentes hasta el punto que terminaron llamándolas reuniones de la sociedad. De estos escenarios, surgió la idea de una Consulta Popular” se decidió que no se convocarían más consejos de seguridad y que la paz es un asunto que le incumbe a los ciudadanos”[8], y en ellas participaba hasta el vendedor de raspados del parque.
Este proceso que se fue gestando desde antes del 25 de abril de 1995, fecha de la primera asamblea, a agosto de 1995, fecha de la realización de la consulta, contó también con la participación y guía de monseñor Leonel Pineda y de diversos líderes del municipio como el conservador Álvaro Payares Ropero que fue asesinado el 6 de octubre por el ELN. Allí se congregaban la ciudadanía, personas de la administración municipal, hasta miembros del concejo y se discutía acerca de las salidas posibles a ese recrudecimiento de la violencia.
La pregunta y el resultado de la votación en la consulta: en el filo del umbral
La pregunta hecha en la consulta se origina en el hecho de que los paramilitares y la guerrilla decían actuar en nombre del pueblo y se quiso establecer cuál era la postura de los habitantes de Aguachica frente a esa afirmación reiterada. El 27 de agosto de 1995, una valla escrita en tres idiomas saludaba a los invitados al municipio diciendo bienvenidos a Aguachica en inglés, francés y español, y daba un indicio del esfuerzo de la movilización ciudadana que tocó las puertas hasta de aliados internacionales para poder rodear el proceso. Ese respaldo significó además el aporte de recursos para materializar acciones que impactaran la vida de los aguachiquenses. Con los aportes internacionales se logró construir el barrio Ciudadela de la Paz, 76 aulas escolares, un coliseo y se pavimentaron algunas vías del municipio.
Trataron de borrar lo imborrable
Esta decisión firme del pueblo de Aguachica en defensa de la vida, dolorosamente costó la vida de varias de las personas que acompañaron la iniciativa popular y que fueron víctimas en los años siguientes: Domingo Molano, César Paso Torres, Arsenio Obregón, Luis Cubides, Edinson Duarte, Salín Aubad, Joaquín Rollero Guzmán, José David Padilla Villafañe y José Mario Saldaña Florez.
El exalcalde Rincón fue luego asesinado el 15 de agosto del 2000 cuando intentaba continuar con sus esfuerzos de paz en una segunda alcaldía. Fueron las autodefensas del exjefe paramilitar Juan Francisco Prada Márquez, alias ‘Juancho Prada’, que lo interceptaron en un camino y lo llevaron a una finca en la vereda Buturama, de Aguachica. En una versión libre de diciembre de 2009, el exjefe paramilitar afirmó que él ordenó asesinar al excandidato porque había sido guerrillero del M-19.
Así como con esas vidas, se buscó, a la vez, arrasar cualquier rastro de la iniciativa. En 1997, al terminar el período de la alcaldía de Luis Fernando Rincón, la siguiente administración municipal tuvo la influencia de los paramilitares de Juancho Prada. Ese nuevo período llegó con la quema de los registros y fotografías que había de la Consulta Popular en el Palacio Municipal, los símbolos, y todo rastro que recordara el movimiento ciudadano.
En ese mismo año, fue asesinado con un disparo en la cabeza el alcalde de Codazzi, en el centro de Cesar, Gilberto Gómez Gómez, luego de promover la realización del primer cabildo por la paz en su municipio, siguiendo los pasos de la consulta de Aguachica. En 1997, el movimiento no solo de Aguachica sino regional, enfrentó diversas acciones para borrarlo y estigmatizarlo, sus promotores recibieron amenazas, se buscaba silenciarlos. En el 2000, con el asesinato de Rincón se agravó la situación.
En medio de la adversidad, el proceso sobrevive y continúa
En ese primer año de conmemoración de la consulta, se sembró un árbol de la paz en el parque San Roque, una Ceiba que cada año recuerda esta fecha imborrable. En el intento de arrasar con los símbolos de la consulta, querían acabar con la Ceiba, por eso, como había varias ceibas en el parque, la ubicación de la que fue sembrada en la conmemoración era un secreto bien guardado. Esta sobrevivió y hoy tiene su placa.
Desde 1995 se creó la Corporación Aguachica Modelo de Paz, pero ante la adversidad del contexto, duró algún tiempo inactiva y pudo reactivarse hace unos ocho años. Las acciones ciudadanas promovidas y su alcance han quedado en la memoria de la gente, y se han encargado de mantener viva la conmemoración y el espíritu de la consulta. Hoy con el paso a la nueva generación.
El 26 de agosto de 2015, se realizó una votación simbólica con la participación de los estudiantes de los colegios del municipio. Aun cuando en aquel momento el número de votos se quedó a unos milímetros de alcanzar el umbral y que el saldo de hechos victimizantes ha continuado, el sur de Cesar ha logrado promover algunos de los procesos más significativos de movilización por la paz desde el arte, la cultura y organizaciones como la Asociación de Grupos Juveniles de Aguachica que siguen apostando por nuevas perspectivas de vida y de construcción de paz.
Como impulsor del proceso de la consulta se creó el Movimiento Juvenil Aguachica Modelo de Paz, en ese mismo año, en los meses de junio y julio. En 1998, se creó la Asociación de Grupos Juveniles que movilizó a jóvenes en todo el Magdalena Medio y en el 2000 se creó la Red de Jóvenes del Magdalena Medio con una agenda política alrededor de temas de construcción de paz. Espacios como los Consejos Municipales de Juventud, acciones culturales, ferias y otras iniciativas de reivindicación de derechos se vieron impulsados por la influencia de la Consulta.
Ubencel Duque, Director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, en la conmemoración del 27 de agosto 2020 expresó: “El proceso de Aguachica, trajo mecanismos de la Constitución del 1991. Tiene un peso grande, es un movimiento que camina hacia el objetivo común para proteger la vida, no sólo de los presentes sino de las generaciones futuras. En la Asociación de Grupos Juveniles (AGJ), nos inspiramos con la organización de los jóvenes que es uno de los referentes importantes que tiene la consulta, y construimos la red de jóvenes, y en el centro fuimos construyendo con ellos la necesidad de ser fuerza motora con capacidad de transformación social, junto con los gestores culturales. Aguachica nos enseñó la importancia de la paz en territorios concretos”.
* Coordinadora de la Comisión de la Verdad en la territorial Aguachica, Cesar
** Profesional de apoyo diálogo social Comisión de la Verdad en el Magdalena Medio
[1] Aguilera Díaz, María M. (2004) Aguachica Centro agroindustrial del Cesar. Banco de la República. Centro de estudios económicos regionales. Documentos de trabajo sobre economía regional #42. Pág 5. Tomado de: https://www.banrep.gov.co/docum/Lectura_finanzas/pdf/DTSER-42.pdf
[2] Y en la zona de Gamarra, La Gloria y Norosí con el frente 41 del Bloque Martín Caballero.
[3] Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (1995) Aproximación a la realidad del Magdalena Medio. Unidad de Convivencia y Paz. Pág. 48.
[4] Según lo determinado por la base de datos del Centro Nacional de Memoria histórica.
[5] Procuraduría General de la Nación (20 de febrero de 1983) Informe de la Procuraduría General de la Nación sobre el MAS: Lista de integrantes y la conexión MAS – Militares.
[6] Sentencia Juan Francisco Prada Márquez, Bogotá D.C. Diciembre (11) de Dos mil catorce (2014).
[7] Programa para la reinserción, Red de Solidaridad Social. (mayo 1996) Memorias del Encuentro Colombo Español. Paz y guerra en conflictos de baja intensidad: El Caso colombiano. Hemeroteca Nacional Universitaria, enero 24, 25 y 26 de 1996. Bogotá. Colección Ejemplos de Paz.
[8] Ibíd.
-
Temas Relacionados:
Comentar:
Otros artículos de este autor
Artículos destacados
-
ENCUENTROLa Comisión de la Verdad reunió a empresarios y empresarias de distintas edades, regiones y sectores económicos para que intercambiaran perspectivas sobre los cambios necesarios para un futuro en paz.
-
ENCUENTROA lo largo de su mandato, la Comisión de la Verdad ha promovido acciones para el reconocimiento de todas las víctimas y la construcción de un relato amplio, en el que estas participen, con miras a que estos hechos no se repitan.
-
CULTURAParedes de veredas, calles y avenidas de estos territorios, fueron intervenidos por víctimas del conflicto, campesinado, juventudes y responsables, para simbolizar sus reflexiones sobre cómo el conflicto armado ha impactado sus vidas y territorios.