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Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
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Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
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Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
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Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
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En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Deshaciendo el cruce de dos tiempos
Los dos tiempos: el de la víctima, que aún no lo es, y el del asesino, que aún puede dejar de serlo, tienen olores y ritmos distintos.
En 2002, mientras la universidad estaba siendo vigilada como un nido de profesores y estudiantes comunistas, la vida de estos andaba entretenida en estudiar y formar a las nuevas generaciones, y también en observar lo que estaba pasando en la institución con los fondos para educación e investigación. La universidad también era un territorio de disputa de la guerra entre paramilitares, guerrillas y servicios de inteligencia. En esos contextos es muy fácil que corran los rumores de que estás aquí o allá, que son la antesala de algo más.
Uno de los estudiantes, que luego fue asesinado, llevaba las cuentas de cómo se desviaban los dineros, uno a uno. Una tarea de “comunista empedernido”. Otros profesores y sindicalistas hacían parte de los estafados y de quienes no querían seguir mirando para otro lado. Las redes mafiosas en varias universidades del Caribe mezclaban las amenazas y los asesinatos con el bolsillo que iba creciendo: “Nosotros éramos los últimos, los que hacíamos las acciones, o sea, los que cometíamos el homicidio”.
El oficio de matar también pasa por esas horas de tedio esperando para ver si la víctima aparece, cómo se moviliza o donde es vulnerable. Del otro lado, el profesor Jorge Freytter tenía algunas costumbres fijas, como la de estar en la universidad y la de volver a casa.
La mayor parte de las víctimas amenazadas que he conocido, a las que los siguieron en esas tareas de inteligencia para saber sus movimientos, vivieron esos seguimientos con incredulidad, tensión y miedo. Salir corriendo o guardarse tras la puerta, cambiar de dirección, dar unas vueltas o ir a casa de un familiar. Los que van a matar a veces también están nerviosos si la deshumanización no ha llegado a que les dé ya igual. Por eso los mensajes tranquilizantes de quien manda son tan importantes: él es un guerrillero. El guerrillero no es un bicho humano como tú y yo, sino un tipo de satán, una cucaracha tutsi como los mensajes de la radio Mil Colinas que formaron parte del genocidio de Ruanda en abril de 1994. Alguien a quien aplastar. El control de la universidad pasaba por eliminar la “ideología comunista” y quedarse con la plata. El dinero está detrás de esas explicaciones filosóficas, como descubrimos cuando se supo de las cuentas del dictador chileno Augusto Pinochet en bancos suizos.
Ha habido cargos de las universidades tejidos por ese entramado de intereses, en los que la violencia, el poder y el dinero son los mecanismos de la combinación perfecta: “Hay que matarlo porque está metiendo mucha bulla”.
La bulla a veces fue un acelerador de la muerte. La denuncia nació para frenarla, para ser preventiva y ejercer la dignidad frente a lo intolerable, pero en muchos casos de Colombia en los que la gente tuvo confianza en el sistema, a denuncia no conllevó protección, sino que todo se hiciera más rápido.
“Yo era un soldado que va a matar a un guerrillero”, esa es toda la explicación. Pero el exparamilitar tiene también reflexiones, aunque sea demasiado tarde: “No pensé que era mentira. Que detrás había personas, hijos, una familia”.
Uno de los hijos está aquí, también se llama Jorge y ha empujado desde su exilio la investigación del asesinato de su padre.
Para acelerar el tiempo, el entramado que llevaba a cabo esos operativos, contaba con la asistencia del DAS y del Gaula. La policía antisecuestros estaba en este caso involucrada en secuestrar y torturar. El ejecutor no tenía que estar esperando aburrido, le iban a avisar en el momento para cometer el efectivo. En Guatemala Noel de Beteta, el asesino de Myrna Mack en 1990, hablaba así de su asesinato. Myrna era otra profesora señalada de “guerrillera” que investigaba incómodamente sobre los desplazados de la guerra. Los estereotipos y estigmas cumplen una función psicológica para quien mata y para quien mira, pero hay otras razones tras el discurso ideologizador.
Los dos tiempos: el de la víctima. que aún no lo es, y el del asesino, que aún puede dejar de serlo, tienen olores y ritmos distintos en este Caribe donde el calor pesa. Se juntan en un disparo o en la bolsa con la que lo asfixiaron en unas instalaciones donde se construyen y arreglan barcos, y que pertenecía a varios miembros de la élite. El choque de los tiempos es irremediable. La conciencia no siempre tiene algo que decir, que reconocer, que aprender.
“Lo que se necesita es que la gente conozca estas cosas, que la sociedad permanezca atenta para tomar cartas en el asunto”, lo podría decir Jorge que ha empujado el caso hasta aquí, pero lo dice el exparamilitar, en otro tipo de lugar donde se juntan esos dos tiempos. Ya fue demasiado tarde, porque a él, como a tantos otros, lo mataron, pero igual aún no lo es. El reconocimiento de esta persecución e intento de control del pensamiento crítico y de los recursos, tal vez es una forma de reconstruir la humanidad compartida y de que la sociedad tome las cartas por la vida.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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