Autores
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Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
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Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
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Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
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Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
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En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Teléfono verde de disco
Cualquier espacio de libertad podía ser de peligro.
A apenas un metro del suelo, cuando tenía cinco años, por ese teléfono escuchó cosas horribles. Te vamos a matar. Los escoltas les prohibieron salir al jardín. Cualquier espacio de libertad podía ser de peligro. A su papá le ofrecieron un millón de dólares por dejar el caso. También le ofrecieron salir del país. El narco paga muy bien, con lingotes de oro si se necesita, aunque el dinero esté manchado de tanta sangre.
Llevar escoltas supone tener tu vida aparentemente protegida y a la vez vigilada. Quien sabe todo de ti tiene que ser de confianza. Hace unos años, eso dependía del DAS, que a la vez que tenía agentes honestos, otras, operaba como una mafia. La defensa de los derechos humanos guarda muchas de esas historias para contar. También los políticos llevan escoltas, con esquemas de seguridad de 10 o 20 personas. Algunos expresidentes los quintuplican. La Unidad de Protección dice que hay 8.000 escoltas en Colombia y que al día se gasta en gastos operativos, vehículos, medios, armas casi un millón de dólares. En la guerra de El Salvador el gobierno de Estados Unidos alimentaba con esa cifra mítica cada día la guerra en el apoyo al ejército salvadoreño, aunque eran otros tiempos para medir ese dinero. Según la Unidad, el 60% de esos escoltas son para líderes sociales. Según como lo mires, eso te da idea del esfuerzo de protección o del tamaño de la amenaza. Desde la firma del proceso de Acuerdo de Paz, cerca de 500 líderes han sido asesinados.
El juez escribió una carta para renunciar a sus escoltas, no quería ponerles en peligro, sabía que lo iban a matar por investigar el caso del asesinato del ministro de Justicia. Los escoltas iban a pie con él, y no tenían dinero para transporte, así que él pagaba las cuentas.
Un día desaparecieron las llaves de su despacho. Algo pasaba al interior. Así aumentó la desconfianza con quienes lo protegían. El círculo del narco, la política y las empresas, es un cóctel duro para la justicia. Otros casos tenían que ver con una masacre asociada a la “pérdida” de 13 millones de dólares en entidades públicas y grupos organizados de narcolavado. Pero el juez estaba empeñado en tener otra conciencia, y muchos domingos iba a la cárcel a visitar a los presos. He conocido otros jueces así, que tenían una compasión caminante con quienes no tenían futuro.
Esa noche, cuando a ella le llevaron a la residencia de las hermanas, en medio de la tragedia, su mamá valiente le dejó como pudo con las monjas y sus hermanas, con un osito que se llamaba Asdrúbal, que las cuidaba. Después le contaron que su papá era ya una estrella del cielo, allí donde ella mirando se la pasaba. Durante un tiempo pensó que eso era un plan. Que le decían que había muerto para protegerlo de quienes lo buscaban, y que iba a volver.
Cuando la llevaba de la mano al campo, en aquellos pocos días en que podían salir juntos, se sentaban a escuchar el viento: “¿Te das cuenta cómo nos habla el viento? Es bueno para aclarar las ideas, para sacar todo del cuerpo. ¿Te sientes feliz escuchando al viento?”.
Ahora que repite la pregunta, aunque sea meterme donde no me llaman, los dos queremos decirle sí.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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