Autores
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Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
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Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
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Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
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Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
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En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Esa cosa del sanar
“Las ideas sobre la sanación rondan el trabajo de la verdad. Hablar de lo escondido ayuda, aunque tiene que tener sentido para la persona”.
Las heridas tardan en sanar. Las heridas de la guerra son anfractuosas, no son limpias de esas que se cosen así nomás. Se infectan fácilmente, porque la intencionalidad es un arma muy destructiva que carcome los tejidos. Muchas veces, la herida se va rellenando de una cicatriz fea y deforme, aunque en este caso sea invisible. En otras ocasiones, la tocas un poco y vuelve a sangrar, como si el tiempo no hubiera hecho su aporte a la tarea.
Hay veces que ni sabes de esa herida. La notas cuando algo te roza o te golpea un dolor insospechado. Otras veces, tiene una presencia permanente, que tienes que aprender a tolerar. A veces, hablas de ella para quitarle importancia o para que se sienta bien tratada, porque el silencio ayuda un tiempo, pero luego le sienta mal. Cuando la puedes expresar, puedes dar pasos para entenderla, y entonces entenderte, lo que es parte del camino. Pero en las culturas indígenas, los traumas son una ruptura del equilibrio entre la persona, los demás y la naturaleza. La terapia o el ritual son un mundo, en el que la persona debe también hacer algo, poner de su parte. Los cambios no se dan de fuera hacia dentro. De afuera se aplican estímulos para que dentro se animen las fuerzas curativas.
Las ideas sobre la sanación rondan el trabajo de la verdad. Hablar de lo escondido ayuda, aunque tiene que tener sentido para la persona. La verdad es un marco social para que las experiencias puedan expresarse o colocarse en un panorama compartido. Los hechos tienen una causa social y política, pero no hay espacios colectivos de reconstrucción, porque da miedo hablar o te pueden señalar. La verdad duele también porque saber detalles del horror puede exponer a la persona al poder de los victimarios. En otras, porque hablar es volver al lugar de los hechos, por eso hay que hablarle pasito y, sobre todo, escuchar lo que se mueve. Para las víctimas, la verdad dicha por un tribunal o una comisión es una suerte de “por fin”: alguien dice lo que de verdad es. Como si eso fuera un sol que ilumina, y que ya no se puede tapar. Cuando lo que a mí me pasó, es parte de lo que pasó.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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