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Relatos del porvenir: reconocer los árboles, los caminos y pobladores como sujetos de dolor.
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Desde el litoral, caminando por los territorios en la búsqueda de la verdad del conflicto.
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Una Maleta colombiana, la experiencia del exilio colombiano y la Comisión de la Verdad.
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Los Diálogos para la No Repetición son espacios de participación y discusión social.
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En borrador: intuiciones, experiencias, llanto, canciones, reflexiones, certezas y todo aquello que sea parte de esta transición histórica.
Regreso al futuro
“Las lecciones que vienen de este futuro de ciencia ficción nos enseñan la realidad de lo que aún tenemos que aprender”.
I
Viaje a Madrid. Lo humanitario era hasta ahora el lenguaje de la ayuda en las catástrofes, para las poblaciones afectadas. En este tiempo, todo el mundo ha pasado a ser población afectada. Por el virus, por el miedo o por la pobreza. Este viaje es organizado por la embajada y es humanitario para que la gente que esté del otro lado venga a este o los de este vayamos a aquel.
Hay pasajeros que llevan mascarilla de quirófano. Otros llevamos estas hechas ad hoc para la ocasión. Hay gente que viaja además con pantalla transparente que le protege todo menos las orejas, como un moderno soldador que cuando termina la tarea, se levanta la visera. A este virus le gusta más la nariz y la boca, y por lo que parece también los ojos en los que puedes frotarte y regarlo por tu cuerpo. Al aeropuerto solo se puede entrar por una puerta. De uno en uno, pasaporte en mano, a tres metros de distancia, aunque el virus no es un saltamontes. Hay gente que lleva máscaras antiguas, como las de la primera guerra mundial, que escribo en minúsculas para reivindicar su miseria, para el gas mostaza. Y quien juega a tener variaciones sin repetición de múltiples medidas. Algunos pasajeros parecen astronautas. A mi lado, una pareja habla en inglés y tiene un traje espacial, digo especial, que incluye desde la punta de los dedos hasta la coronilla, todo de un blanco de nave lunar. En la megafonía recuerdan las nuevas reglas del amor en pandemia, cuídate de lejos. A la entrada al aeropuerto, como si fueras al quirófano, una máquina de fotos trucada no te retrata, sino que te toma la temperatura.
II
El piloto tiene unas palabras de bienvenida. Se agradece cuando esa voz te habla a este oído compartido. Tal vez este viaje tiene algo de odisea. La voz dice para tranquilizarnos que por fin cerraron la puerta y que estamos a salvo: ya están en casa. Aunque vamos a un lugar donde hay 24.000 muertos por el coronavirus y en Colombia hay hoy menos de 324. En terminología de las catástrofes estamos yendo de la zona de destrucción a la zona de impacto central. La esperanza tras tanta mascarilla es que nos esperan abrazos. Esa esperanza, aquí y allá, se ha convertido en un indicador que mide la curva que se aplana y un virus que ojalá muera poco a poco sin alimento. En medicina, los bichos infectados, o sea esta humanidad compartida, se llaman huéspedes, como si le hubiéramos dado la bienvenida. Nada que ver con el lenguaje de la guerra tan de moda en estos tiempos.
III
Películas del futuro. Para este largo viaje, voy a tratar de buscar algo adecuado. ‘2001 Odisea del Espacio’ fue hecha en 1968 y cuenta un viaje para seguir las señales de un extraño objeto hallado en la luna que podría venir de una civilización extraterrestre más inteligente, una película futurista con escenas psicodélicas y surrealistas, basada en un cuento escrito 20 años antes de la película. La capacidad de explorar pertenece más a la literatura que a la tecnología. O lo que es lo mismo, a la imaginación.
Al inicio de la película, un grupo de primates descubre cómo usar el hueso para golpear a otros primates y matar al líder, en una metáfora de la guerra y la destrucción ecológica de la que nos salva ese otro viaje con el que se conecta de repente. Esta primera historia y la segunda del viaje espacial, se unen porque el hueso con el que golpean sale volando y, en su vuelo, nos lleva a otro tiempo del futuro. En la película, las naves se acoplan con la música del Danubio Azul, tal vez la imagen que más recordamos, como si la falta de gravedad fuera eso, no solo que las cosas no pesan, sino que levedad del vals fuera el mensaje de la vida. Los científicos se comunican por videoconferencia con su familia, mientras hay rumores de epidemia. Hemos pasado 20 años del título y estamos así. Ahora que estamos en modo pandemia, tal vez esas videoconferencias sean una forma instrumental de cordón umbilical que nos une al mundo, aunque eso los que saben hacerlo son los afectos.
IV
A mi lado un viajero habla con su empresa. Enfundado en su mono blanco, repasa las oportunidades de negocio, hablando de la protección. Chalecos con mascarilla incluida, los diálogos sobre dónde comprar la tela y los artículos que pueden producirse para este nuevo tiempo. Respira agitado, no por el coronavirus sino porque ve también el futuro.
V
El futuro es una imagen que siempre hemos explorado con la ciencia ficción, que cada vez es menos su apellido que su nombre. El protagonista de la película lucha con la máquina HAL, que muestra cómo la inteligencia artificial también puede aprender sus artimañas para quedarse con todo, como los primates con el hueso. La guerra y la acumulación parecen unas siamesas que persiguen a la humanidad porque vienen de la mano del poder. Mientras el astronauta sobreviviente viaja a Júpiter a encontrar el origen del extraño monolito cósmico, aprende en la realidad virtual de un futuro que no tocamos.
VI
Me despierto en este avión, como si fuera uno de esos personajes. Yo estaba cruzando el charco. Este avión es de repatriados, o sea como si uno volviera del exilo. ¿Cuándo podremos organizar en Colombia miles de vuelos para que la gente que quiera pueda de verdad, regresar, esta vez sin que lo que nos mueva sea el riesgo?
VII
Ahora que lo pienso, llevamos estos meses en un viaje que desconocemos. No hay meteorito cuyo origen descubrir, ni lecciones que vengan de civilizaciones más adelantadas que la nuestra. Como dice el poema del maya Humberto A’kabal, si caminara solo hacia delante, te podía contar cómo es el olvido. Las civilizaciones más adelantadas son ancestrales, el mensaje llega del pasado y los meteoritos que tratamos de descifrar solo pueden entenderse si se aprende a escuchar esa inteligencia que nos une con otros lazos umbilicales al destino colectivo y a la naturaleza. Las lecciones que vienen de este futuro de ciencia ficción nos enseñan la realidad de lo que aún tenemos que aprender.
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